Imagino un círculo invisible que recorre la historia de los hombres, un círculo sin principio ni fin donde espacio y tiempo se mezclan, un círculo donde en un punto, estoy yo escribiendo estas palabras, y, en otro punto, un hombre en una caverna pintando animales y estrellas, y así, en varios puntos, hombres y mujeres, algunos conocidos, otros anónimos, sintiendo que hay algo mas grande en la vida que nuestra corta existencia individual, seres especiales que, de distintas maneras, han querido expresar sus singulares sentimientos, haciendo arder las llamas de sus espíritus y sin importar las consecuencias de ello.
Imagino más, que ese círculo está lleno de música, palabras, imágenes; deseos y sueños que han inspirado a otros seres a expresarse y a ser parte de ese círculo que invita, a quien tenga la chispa interior, a que descubra, como yo lo he hecho, un lugar donde el yo y el ego se destruyen, y las pasiones, desatadas, incendiarias, peligrosas, explotan en un torbellino de fuego primordial y eterno; un círculo que me ha atrapado con su vorágine y del cual ya no quiero salir, y en donde veo a los que también habitan en él, aunque sus cuerpos hayan muerto hace mucho. Allí me alimento y sueño, me pierdo y me encuentro, y renazco fortalecido para batallar en un mundo de de fantasmas y muertos,, de desolación y brutalidad, un mundo que busca alejarnos de entrar en este círculo y en muchos otros, donde el tiempo y el espacio se borran, como también los límites que los hombres grises se imponen y ponen a los demás, un mundo cuadrado, frío, donde ser un individuo puede ser considerado un crimen. Invitados están, aquellos valientes que desean soñar más alto que los demás, a adentrarse en ese círculo, para perderse...y encontrarse.