Grita, el monstruo frío,
Desde su vulgar estrado,
y enrosca con su lengua
al miope y torpe pueblo.
¡Igualdad!
Vuelve a gritar de nuevo,
y los pobres de espíritu lo creen,
Pero no ven el castillo de oro
donde el monstruo habita.
¡igualdad!
Y luchar contra los fuertes,
vuelve a mentir el monstruo,
cuando en el fondo
el quiere la corona mas grande.
¡Igualdad!
El rebaño se estremece,
rabioso y fanático,
creyendo en esa verdad
que le venden por su alma.
Este espectáculo grotesco
Me provoca náuseas,
Y prefiero la soledad eterna
a vivir entre esa chusma,
que tal cual una trituradora
no deja que nadie
se eleve por encima de ella.
Igualdad,
grito mentiroso y vil,
no creo en tu discurso
ya que escondes hábilmente
al poder mas corrompido.