Es un gusto de pocos, el atreverse a pensar en contra de lo que creen las mayorías. Y aunque pueda pecar de soberbio ( me encanta usar la palabra pecar, aunque no crea en el pecado), hoy, más que nunca, las mayorías, el rebaño humano que compone la sociedad, anda con su juicio crítico totalmente anulado, su egoísmo amplificado, y el vacío de su interior llenado con avaricia.
Los viejos ideales parecen momias que apenas pueden quedarse de pies, los dioses sobreviven sólo gracias a fanáticos de cultos decadentes y mercantilizados, y los intelectuales parecen viejos cansados que se venden a políticos y medios, entregando su pensamiento y voluntad para su bienestar personal. Una crisis de conciencia cruza el planeta entero, pueblos se alzan contra los males que los azotan, el poder económico mundial intenta sobrevivir sin querer repartir ni migajas de su torta, y así siguen agolpándose situaciones que solo ponen al hombre en un lugar triste y desolado.
El hombre, sí, el animal racional, el supuesto animal más inteligente, la perfecta creación de dios...hoy es un ser vacío, incapaz de ver en la situación en la que se encuentra, mientras envenena su propio hogar y desprecia y machaca a sus congéneres...¿ es este el animal más inteligente? Sí los animales piensan, deben pensar que somos el error más estúpido de la naturaleza.
Quisiera soñar que un día el hombre tendrá una meta que lo lleve a la grandeza y a ver más allá de sus ombligos individuales, que deje atrás el pasado y viva el presente creando un futuro de grandeza. Si tengo algo de esperanza, es por que, a pesar de su gran estupidez, el hombre tiene un potencial todavía no explotado...