En respuesta al ataque publicado por un "miembro del pueblo" en este blog:
http://dialogandodemiconmigo.blogspot.com/2011/10/la-vanguardia-iluminada-y-su-idea-de.html
Ha comenzado. Instaladas la rabia y la mentira, ahora el fanatismo, a veces disfrazado de pretendida intelectualidad, ha salido de su disfraz democrático para perseguir, atacar y descalificar a todo el que no esté de acuerdo con las mentiras perpetradas por el poder de turno.
Se escudan tras la defensa del pueblo y los humildes. ¿El pueblo y los humildes? yo los acuso de mentirosos. No les creo nada. Y voy a dejar algo bien en claro: yo no siento desprecio por los excluidos del sistema, los que nunca tuvieron educación, los que no tienen oportunidad de salir de ambientes marginales. No es su culpa. ¿Como despreciarlos? No son culpables ni de su ignorancia ni de su situación calamitosa. Yo los veo día a día, no los ignoro, pero no me voy a llenar la boca de manera hipócrita diciendo que me importan mucho. Tampoco me voy a comer las mentiras de un gobierno que parece querer solucionar la vida de esas personas con magros subsidios y planes (que son dados a cuenta de votos, claro está). El poder político se aprovecha de estas personas, comercia con su situación precaria.
Voy a hacer una acusación directa: AL PERONISMO no le interesa sacar a las personas humildes de su situación de ignorancia y calamidad. De hecho, siempre lo ha perpetuado, porque si hay algo que el peronismo no necesita es que LA GENTE PUEDA TENER PENSAMIENTOS por sí misma, pensamiento crítico y libre, que llegue a dudar y querer cuestionar el verticalismo peronista, porque siempre ha funcionado así: la verdad peronista, sus íconos (Perón, Evita), y la adoración del líder de turno (Menem en los 90, Néstor y Cristina del 2003 en adelante).
Quien sepa un poco de historia verá que tan parecido son las maneras de actuar, tanto en propaganda como en accionar, del peronismo y el fascismo u otros regímenes totalitarios.
Pero lo que digamos los que no nos adherimos "al pueblo" y sus defensores somos monstruos, gorilas, cipayos, anti patrias, vendidos, imperialistas.
Mírenlos, pero sepan que se esconde tras su escudo del ideal de pueblo: la rabia disimulada, la individualidad atrofiada, la sumisión ante una verdad y un líder y el deseo que nos callemos los que no nos sometemos al poder como ellos.