miércoles, 26 de diciembre de 2012

EN LO PROFUNDO.

Bajo Cielos negros, promesas de tormentas por venir, mi espíritu se encuentra tranquilo, divagando por las montañas antiguas que la mayoría de los hombres tienden a olvidar. Allí busco el saber oculto, las razones y sentidos que la vida nos brinda cubiertos de neblinas, por que un hambre de querer saber más, siempre me empuja hacia abismos insondables. pero aunque afuera pueda encontrar pistas, atajos y destellos, las verdaderas respuestas estás en mí. Por eso soy un buceador de mis deseos, miedos, alegrías y dolores, y todo ello forma un enorme universo interior. Cada vez me inmerso más en este infinito océano, lleno de rincones oscuros e iluminados, de mareas de fuego y de vientos helados, y cada vez veo más lejos a quienes viven despreocupadamente en la superficie, temerosos de conocerse y de preguntarse por los misterios de la vida...

miércoles, 12 de diciembre de 2012

EL SILENCIO Y EL ASCO.


He estado callado mucho tiempo, hermanas y hermanos. Algunos preguntarán, burlonamente, ¿tu, que hablas tanto, y te jactas de tantas cosas, que pasó que cerraste esa bocota? A otros no les habrá importado. Quizás algunos me hayan extrañado. A todos tengo algo que decirles, por que estuve en silencio, por que no leyeron mis palabras, o, me dediqué a escribir otras cosas. Mi silencio se debe a un sentimiento, una sensación, algo que me brota desde lo más profundo: ASCO. Un asco enorme y monstruoso por la humanidad. Asco ante la ignorancia, la hipocresía, la violencia, la corrupción, las mentiras, los gobiernos nefastos y los necios que los aplauden. Hoy en día la humanidad no tiene nada por que sentirse orgullosa, toda su cultura es una momia que pertenece a un museo, hoy nada bueno sale de ella, nada bello, nada superior, nada divino. Hoy todo es ruido y máscara, estafas y fanatismos, la superficialidad manda, los idiotas compran.
Y así, por sentir ese asco, fui presa de un nihilismo deprimente. Pero a la larga, resurgí, por que, a pesar de que considere que la humanidad no tiene ningún sentido, yo debo seguir buscando mi sentido, y, al menos, una vez por día, reír, reír a carcajadas, y no dejar que mi espíritu se pudra con el veneno de las alimañas que hacen que el mundo sea un lugar hostil para vivir.