
Y si así es como defino la actitud de un verdadero filósofo, un anti-filósofo se me hace alguien conservador, que acepta todo como se la dan, o que se conforma con repetir saberes y sistemas, que no deja lugar a las cosas nuevas, que no acepta preguntas incómodas y puntos de vista críticos. Y de estos hay más que los verdaderos filósofos.
Los dogmas y los dogmáticos atentan contra una verdadera filosofía crítica. Todavía se sigue pensando entre interpretaciones binarias de bien y mal, izquierda y derecho, blanco y negro; extremismos que atentan contra un pensamiento libre, independiente y enriquecedor. Quizás ser filósofo es cosa de pocos, muy pocos. Parafraseando al Zarathustra de Nietzsche, " Una actitud para todos, y para ninguno."
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ResponderEliminarBueno, ya tengo mi filósofo, Tomás Abraham, para mí reune todas las condiciones que citás y creo que vos también lo leés, un abrazo!
ResponderEliminarEstoy plenamente de acuerdo. La condición de filósofo es propia de muy pocos. Como la de artista, por ejemplo. Como casi siempre ocurre, a la filosofía, son muchos los llamados y muy pocos los elegidos.
ResponderEliminarUn filósofo es un descubridor, alguien que se pierde a propósito en un bosque de dudas para abrir nuevos caminos. Saludos.
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